Extracto del artículo del mismo nombre escrito por Ignacio Paricio para el número 110 de la revista "Arquitectura Viva"
Una nueva especialidad amenaza la aproximación sistemática
del arquitecto al proyecto: el experto en intervención en edificios
monumentales. La arquitectura difícilmente admite especialidad en el proceso
creativo del proyecto, aunque evidentemente necesite a los especialistas para
dialogar y desarrollar aspectos particulares. La intervención en edificios históricos
sólo es una forma más del trabajo del arquitecto.
Me recuerda Lluís Clotet que Sostres enunciaba (…): “todo está construido”. Ningún edificio es radicalmente nuevo. Los vecinos, la calle, el resto de la ciudad, incluso el paisaje, forman una construcción existente sobre la que el arquitecto interviene para conseguir una nueva globalidad. El trabajo sobre edificios históricos es un proyecto con más datos previos. Plantea todas las dificultades de la proyectación arquitectónica con un grado mayor de complejidad. A la sabia y jerarquizada combinación de las múltiples variables que el arquitecto debe manipular en un proyecto de obra nueva, se añaden las consideraciones que establecen los elementos preexistentes. Éstos, además, matizan y distorsionan las apreciaciones de cada una de las anteriores variables: la composición exige tener en cuenta las trazas del edificio anterior, los materiales elegidos están condicionados por un listado ya iniciado y la inserción en el entorno añade relaciones que no pueden obviarse.
Biblioteca Ciudadeda, I. Paricio |
(…) El respeto, la puesta en valor de lo que llamamos las
preexistencias supone la búsqueda de herramientas que hagan compatibles la
nueva función y la valoración del estado actual de lo viejo.
(…) La tesis de este artículo defiende que siempre será
necesario conocer profundamente el material sobre el que trabajamos. Sólo
después de profundizar en ese conocimiento será posible imaginar la nueva
construcción, poner en valor lo existente por continuidad o por contraposición,
o incluso por manipulación para conseguir unos nuevos objetivos adecuados al
problema actual. En todos casos será necesario un conocimiento muy profundo del
sentido, forma y tipo del edificio existente para poder introducirlo en la
elaboración del nuevo proyecto. No quiere esto decir, como hemos visto, que las
características de las construcciones originales deban imponerse al resto de
los elementos proyectados. Quiere decir que deben ser tenidas en cuenta para
desarrollarlas, contradecirlas o manipularlas.
(…) El edificio sobre el que se interviene contiene una
ingente cantidad de información que debe ser perfectamente aprendida a lo largo
del proceso de elaboración del proyecto. Conocer sus raíces tipológicas, su
respuesta propia al entorno, las razones íntimas de su forma.
Cuanto antes mejor, desde luego, pero es muy difícil ver sin
saber qué es lo que tienes que mirar. Es fácil ver colores y texturas, un poco
más difícil conocer materiales y formas, y mucho más difícil conocer sistemas y
tipos. Las decisiones tomadas al conformar el proyecto primigenio cierran el
camino de las infinitas posibilidades iniciales hasta reducirlo a una presentación
final: el edificio tal como nos llega.
(…) Pero si la comprensión de estos temas constructivos es
tan importante para la restauración aún lo es más la comprensión tipológica del
edificio para la intervención arquitectónica.